Los Rosquillos de la Yaya Eulalia.

Historia:

Hoy soy yo, Pilar, la que escribe en el blog de Nuestras Recetas. Y es así porque no podría ser de otra forma, ya que era mi abuela paterna la que hacía estos rosquillos, para delicia y regocijo de todos los que estuviéramos en a su lado en aquellos dulces momentos 😀

Los Rosquillos de la Yaya Eulalia. 26 enero 2016

Los Rosquillos de la Yaya Eulalia.
26 enero 2016

No recuerdo la primera vez que los probé, pero sí la primera vez que me interesé por aprender a cocinarlos, cuando tenía 14 años. Recuerdo que pensé que aquel manjar no podía caer en el olvido bajo ningún concepto, que tenía que pedirle que me enseñara para poder mantener la tradición en la posteridad. De manera que, después de convencerla para que los hiciera una vez más, me dispuse a tomar nota cuidadosamente de aquella sabrosa sabiduría, y a observar atentamente sus expertas manos.

Hoy, sin más dilación, os ofrezco aquella misma receta, punto por punto, en este formato digital que mi buena Yaya Eulalia ni tan solo habría podido imaginar, y que en esta ocasión nos ayudará a inmortalizar semejante obra de arte culinaria, para que siga trascendiendo la barrera del tiempo de la mano de generaciones venideras 🙂

Por cierto, la mayoría de las fotos que veréis son de hace tres añazos, y muchas de ellas las hizo Cristina <3

Los ingredientes de los rosquillos con una buena representante de las generaciones venideras ;) 7 enero 2013

Los ingredientes de los rosquillos con una buena representante de las generaciones venideras 😉
7 enero 2013

Ingredientes:

  • 4 huevos
  • Azúcar
  • Aceite de oliva
  • Aceite de girasol
  • Anís
  • Ralladuras de limón
  • Harina
  • Sobres de soda en polvo o, en su defecto, bicarbonato y ácido tartárico

Elaboración:

Antes de empezar con la masa, ponemos un litro de aceite de girasol en una cacerola y lo dejamos calentándose a fuego lento, para que esté listo cuando tengamos que empezar a freír.

Aceite de girasol a fuego lento. 7 enero 2013

Aceite de girasol a fuego lento.
7 enero 2013

A continuación, batimos los cuatro huevos y les añadimos 8 cucharadas soperas de azúcar (ni muy colmadas ni muy rasas). Seguimos batiendo.

Se baten los huevos. 7 enero 2013

Se baten los huevos.
7 enero 2013

Añadimos el azúcar. 7 enero 2013

Añadimos el azúcar.
7 enero 2013

 

 

 

 

 

 

 

Después, añadimos 8 cucharadas soperas de aceite de oliva, batimos más, y echamos también otras 8 de anís. Seguimos batiendo.

Añadir aceite de oliva. 7 enero 2013

Añadir aceite de oliva.
7 enero 2013

Añadir el anís. 7 enero 2013

Añadir el anís.
7 enero 2013

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando lo anterior ya está bien mezclado, ponemos también las ralladuras finas de un limón (algo menos si el limón es grande); lo removemos todo bien e incorporamos una pequeña cantidad de harina, obteniendo así una masa fina, poco espesa y homogénea.

Las ralladuras de un limón 7 enero 2013

Las ralladuras de un limón
7 enero 2013

Un poquito de harina 7 enero 2013

Un poquito de harina
7 enero 2013

 

Me permitiréis ahora que haga un pequeño inciso acerca de la historia de esta receta. No obstante, si alguien prefiere continuar directamente con la elaboración de los rosquillos, puede clickar aquí y saltarse el rollete 😉

Para conseguir que esta masa suba, son necesarios lo que yo llamaba de pequeña “polvos mágicos”, es decir, el gasificante. Mi abuela utilizaba sobrecitos de los de hacer gaseosa casera; los que ella tenía eran de la marca “La Samaritana”, y ponía 4 sobres. Sin embargo, por estas tierras en las que el capricho del destino decidió que me criara, nunca llegué a encontrar de esa marca; de hecho, hoy mismo, buscando por el casi infinito internet, con la esperanza de poderos ofrecer la imagen de una cajita como aquellas que tenía la Yaya Eulalia, todo lo que he encontrado ha sido la foto que cuelgo aquí abajo y que, al menos, da testimonio de que la soda “La Samaritana” existió algún día…

Pay pay promocional de Soda La Samaritana. Fuentes: http://modestino.blogspot.com.es/2012/03/y-todavia-existe.html y http://www.todocoleccion.net/coleccionismo/pay-pay-carton-comic-telefono-samaritana-gaseosa-pura-laboratorios-alloza-zaragoza~x22906379

Pay pay promocional de Soda La Samaritana.
Fuentes: http://modestino.blogspot.com.es/2012/03/y-todavia-existe.html y http://www.todocoleccion.net/coleccionismo/pay-pay-carton-comic-telefono-samaritana-gaseosa-pura-laboratorios-alloza-zaragoza~x22906379

En fin. El caso es que tuve que buscar alternativas. La primera de ellas llegó también en forma de sobres de soda que todavía se pueden comprar en algunas tiendas (nosotros los compramos en Benasque, porque aquí tampoco los encontramos), sólo que de otra marca: “El Tigre“.

Sobres de Gaseosa El Tigre. 31 enero 2016

Sobres de Gaseosa El Tigre.
31 enero 2016

Y la segunda, fueron sencillamente los compuestos químicos que contienen dichos sobrecillos: bicarbonato por un lado, y ácido tartárico por otro, y que podréis conseguir en alguna droguería de las de antes, de aquellas que todavía venden productos a granel de fabricación propia, como es el caso de Can Boter, donde yo los conseguí.

Y después de este paréntesis de viaje en el tiempo y el espacio, volvemos a la elaboración propiamente dicha. Añadiremos a la masa unos 9 gramos de bicarbonato, y unos 5 de ácido tartárico, o bien el equivalente en sobrecitos, que en el caso de El Tigre, son 3.

Masa antes de los polvitos mágicos. 7 enero 2013

Masa antes de los polvitos mágicos.
7 enero 2013

9 gramos de bicarbonato 7 enero 2013

9 gramos de bicarbonato
7 enero 2013

5 gramos de ácido tartárico 7 enero 2013

5 gramos de ácido tartárico
7 enero 2013

 

 

 

 

 

 

 

 

La masa después de los polvitos. 7 enero 2013

La masa después de los polvitos.
7 enero 2013

Después de haber mezclado el gasificante con la masa, cuando ésta haya adquirido el aspecto de la foto de arriba, seguiremos añadiendo harina poco a poco, y removiéndola bien cada vez, hasta que la masa se quede completamente pegada al tenedor.

Aspecto de la masa cuando está lista 7 enero 2013

Aspecto de la masa cuando está lista
7 enero 2013

Y, ahora sí, empezamos a hacer los rosquillos en serio. Una recomendación especial novatos: mejor si a partir de este punto contáis con ayuda de alguien.

En primer lugar, pondremos una generosa cantidad de azúcar en un plato, y nos haremos con otro más en el que dejaremos escurrir un poco los rosquillos recién fritos; también tendremos a punto un recipiente grande en el que dejarlos una vez rebozados en azúcar. Seguidamente, enharinaremos nuestras manos y un mármol de la cocina.

Manos y mármol enharinados. 7 enero 2013

Manos y mármol enharinados.
7 enero 2013

Ahora que ya estamos preparados, y tras comprobar que el aceite está calentito, ya podemos coger un pellizco generosito de masa y hacer una bolita con ella. La dejamos en el mármol, y repetimos la operación. A continuación, colocamos una bolita encima de la otra y, sujetándolas con dos dedos, las presionamos por el centro hasta hacerles un agujero que las atraviese a ambas, creando así un rosquillo de dos pisos. ¡Ya tenemos el primer rosquillo! ¡Y ya lo podemos echar a la cazuela! 😀

Por cierto, es normal que al principio se nos pegue un poco la masa a los dedos y las palmas; para solucionarlo basta con enharinarnos otra vez.

Las dos bolitas de masa. 7 enero 2013

Las dos bolitas de masa.
7 enero 2013

Presionando con los dedos para hacer el agujero 7 enero 2013

Presionando con los dedos para hacer el agujero
7 enero 2013

Así queda el rosquillo en crudo. 7 enero 2013

Así queda el rosquillo en crudo.
7 enero 2013

Cabe decir aquí que, cuando echemos los rosquillos al aceite, éste no debería estar ni demasiado caliente, en cuyo caso los rosquillos se quemarían por fuera y quedarían crudos por dentro, ni demasiado frío, circunstancia que daría lugar a un resultado demasiado aceitoso. Por este motivo, durante todo el rato que estemos friendo, será necesario regular continuamente la temperatura del aceite y, por lo tanto, la intensidad del fuego.

Primer rosquillo friéndose. 7 enero 2013

Primer rosquillo friéndose.
7 enero 2013

Friendo rosquillos a tope. 7 enero 2013

Friendo rosquillos a tope.
7 enero 2013

 

 

 

 

 

 

 

 

Una advertencia para aquellos a quienes les gusten los rosquillos bien formados: mi abuela realizaba, inmediatamente después de introducirlos en el aceite, una maniobra que yo me salto. Consiste en meterles enseguida un tenedor por el agujero y hacerlos girar un poco dentro del aceite, antes de que salgan a flote y la masa pierda su elasticidad. El objetivo de esta maniobra es que el agujero no quede colapsado al hincharse la masa.

Pues bien, lo que queda, después de freírlos, ya es coser y cantar: cuando estén un poco doraditos, no demasiado, se sacan de la cacerola, se dejan escurrir en un plato y, una vez que hayan soltado lo más gordo del aceite, se rebozan en azúcar y se colocan en el recipiente en que se vayan a conservar o a servir.

Y, va, dejadme que os explique esa anécdota que siempre nos hace sonreír a mis hijos y a mí cada vez que preparamos estos riquísimos rosquillos… La Yaya Eulalia, cuando sacábamos el primer rosquillo de la cacerola, me miraba con cara de pilla, lo cortaba por la mitad, y me decía: “El primero siempre hay que probarlo para ver si se ha hecho bien y si ha quedado bueno”. Y nos lo comíamos, todavía tibio, sin que nadie se enterara 😉 <3

La Yaya Eulalia con una servidora. Verano de 1976

La Yaya Eulalia con una servidora.
Verano de 1976

 

 

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3 Responses to “Los Rosquillos de la Yaya Eulalia.”

  1. Beatriz Esteras Hernández says:

    Me ha encantado Pilar.Sobre todo la frase del final y la foto,que es preciosa.Y estoy segura de que a ella también;)

  2. Muchas gracias Bea! La verdad es que esta entrada ha sido para mí más que una simple receta. Mucho más, en realidad. Y me ha hecho pensar mucho en la yaya y casi emocionarme. Besazos

  3. […] estancia, aprovechando todos los instantes posibles para estar con el pequeñín, y haciendo unos rosquillos para que la mami se recuperase bien… ¡Todo fue […]

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