Tarta de frutas

Historia

Revistilla de cocina

Cuando vivía en casa de mis padres, muy de vez en cuando nos gustaba comprar unas tartaletas de frutas que vendían en la Pastelería Comas. Nos encantaban. Es que se nos hacía la boca agua…

Y resulta, que cuando ya estaba casada con Carlos, mi madre apareció un día con unas revistillas de cocina en una de las cuales salía precisamente una tarta de frutas del estilo de aquellas!

La primera vez que la hice fue para la celebración del primer cumplemés de Diego con toda la familia. Me hacía mucha ilusión preparar esa tarta. Después de eso, ya se quedó como típica para todas las celebraciones de cumples de los niños, hasta que Cristina dijo que a ella no le gustaba, y dejé de hacerla para los suyos. Pero a día de hoy la sigo preparando cada año para Diego 🙂

Ingredientes

BASE
1 huevo
xx g de mantequilla
xx g de harina
xx g de azúcar

CREMA
2 yemas de huevo
xx ml de leche
xx g de azúcar
xx g de Maizena

FRUTA
Unas cuantas fresas
1 o 2 mandarinas
1 o 2 kiwis
3-4 frambuesas y arándanos

Elaboración

Base

Lo primero es formar un volcán con la harina. Dentro metes la mantequilla cortada a cubitos, el huevo y el azúcar, y lo vas trabajando. Yo el primer ratito lo hago con un tenedor y dentro de un bol, y cuando ya empieza a estar más o menos mezclado, lo acabo de mezclar con las manos y ya al final lo salco del bol y lo termino en el mármol.

Cuando ya es una masa homogénea, se hace una bola, se mete en el bol tapado con un plato, y se deja en la nevera una hora o así. Mientras pasa la hora, puedes ir haciendo la crema y pelando y cortando la fruta.

Masa homogénea
Para empezar con la masa

Pasada la hora, espolvorea el mármol y el rodillo con harina, y extiende la masa hasta que quede con un grosor de más o menos 3 mm. Entonces lo que hago es coger el molde y presiono con el borde sobre la masa para cortar la base a la medida.

A continuación, engrasa y enharina el molde, mete la base de masa en el molde.

Los bordes de la base los hago con la base que ha sobrado, colocándolos alrededor de la base, doblados, apoyados en las paredes del molde. Después hay que pinchar la base cuatro o cinco veces con un tenedor y meterlo en el horno precalentado a 180ºC durante xx minutos.

Cuando ya esté hecha, sácala del molde y déjala enfriar sobre una rejilla.

Masa cocida
Masa colocada en el molde

Crema

Calienta la leche hasta que esté calentita, pero no muy caliente. Pon las yemas y el azúcar en un cazo y mézclalas bien (sin fuego, solo mezclar). Trabájalo hasta que las yemas blanqueen.

Añade la maizena y mézclala bien con lo anterior. Después añade toda la leche de golpe y ponlo todo al fuego más bien lento, pero no demasiado lento, y sigue removiendo. Se trata de que la mezcla se caliente lo suficiente como para que se espese, pero que no se queme. Hay que aguantar un ratito e ir regulando el fuego, o separando de vez en cuando el cazo del fuego para mantener la temperatura dentro de los límites deseables. Y así hasta que espese. Apagar el fuego y dejar enfriar.

Crema pastelera

Acabado

Cuando la crema y la base estén frías, mete la crema en la base. Puede que sobre una poquita.

Si no lo has hecho antes, pela los kiwis y mandarinas, y lava las fresas.

Las fresas se cortan a lo largo en 4 trozos cada una, y se colocan en la parte más externa de la tarta, formando como una corona.

Los kiwis se cortan a lo largo por la mitad y se hacen medias rodajas, colocándolos en la siguiente circunferencia concéntrica, de manera que se solapen entre sí.

A las mandarinas hay que quitarles la pielecilla de los gajos, de manera que queden absolutamente sin piel, para que estén bien suaves a la hora de comer la tarta. Es un rollo, pero vale la pena. Se colocan formando la tercera circunferencia.

El centro de la tarta se puede hacer con frambuesas y arándanos o con fresas. Yo suelo hacerlo con fresas porque no me vale la pena comprar frambuesas y arándanos solo para eso.

Y ya está! A disfrutar! 😋😋😋

Tarta de frutas

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Pastel de cumpleaños infantil

Historia

Hace muchos años, cuando estaba embarazada de Diego, empezaba a pensar en cosas que me gustaría hacer como madre. Una de ellas era hacer yo misma los pasteles de cumpleaños para mis hijos. La imagen que tenía en la cabeza era la de un bizcocho cubierto de chocolate y adornado con Lacasitos y con churrillos de esos de azúcar de colorines.

Recordaba que mi madre hacía a veces cuando yo era pequeña un bizcocho, así que le pregunté cómo hacerlo. Ella me dio la receta y lo preparé por primera vez para el primer cumpleaños de Diego. En esa ocasión fue con cobertura de chocolate marrón, pero debió de ser la única vez o casi porque, en cuanto él fue capaz de elegir, pasó a ser de chocolate blanco, y así se quedó ya para siempre. Además, acabó siendo un pastel de cumpleaños solo para Diego, ya que a Cristina no le gustaba por ser demasiado dulce para ella.

PONER AQUÍ UNA FOTO DEL PASTEL DE CHOCOLATE MARRÓN

Hablando de la cobertura, durante muchos años la hice utilizando unas «perlas» de chocolate para cobertura que vendían en la Bombonería Almera, pero posteriormente, no recuerdo muy bien por qué, empecé a hacerlo con chocolate Nestlé postres.

Elaboración

Bizcocho

Ve a la receta del Bizcocho de la Yaya Eulalia.

Cobertura

Antes de empezar a derretir el chocolate, me va bien poner el bizcocho (que ya se haya enfriado) sobre una rejilla, con un plato grande debajo, para que cuando la cobertura vaya chorreando no se quede pegada en el plato, que quedaría un poco fea.

Solo necesitas una tableta de chocolate blanco de Nestlé Postres y seguir las instrucciones que pone en el envoltorio.

Si prefieres hacerlo con perlas de la Almera, entonces pones todas las perlas del paquetito con un poquito de mantequilla (como una cucharadita de postre) en un cazo, y lo vas calentando a fuego bajo, removiendo todo el rato, hasta que adquiera una textura como de crema suave.

Lo hagas con lo que lo hagas, hay que pillarle un poco el truquillo al punto del chocolate, porque si queda demasiado líquido, se escurrirá todo y no quedará una capa consistente de chocolate, y si queda demasiado pastoso, al extenderlo no quedará liso.

Enseguida, lo viertes poco a poco sobre el bizcocho y lo vas extendiendo para que quede lo más uniforme posible. Puedes procurar también que el contorno del bizcocho quede cubierto.

Cuando el chocolate se haya enfriado un poco pero todavía no esté sólido, le pones los Lacasitos como te apetezca y los adornitos que quieras.

Después dejas que se enfríe del todo para que se solidifique bien y ya está! Feliz cumpleaños! 🎉🎉🎉🥳🥳🥳

Pastel de 24 años de Diego

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Bizcocho de la Yaya Eulalia

La historia

Mi madre preparaba este bizcocho esporádicamente cuando yo era pequeña; como no teníamos horno en casa en aquella época, ella utilizaba una cacerola-horno, de manera que el bizcocho quedaba en forma de rosco.

Por este motivo, porque mi madre lo preparaba, yo siempre había creído que era la Yaya Juana (madre de mi madre) quien lo hacía. Pero no. Muchos años después, cuando le pregunté por la receta, mi madre me dijo que se la había dado la Yaya Eulalia, pero no la tenía escrita en ningún sitio y me la explicó según la recordaba. Yo tampoco la escribí porque era muy sencilla y entonces me pasaba una cosa muy curiosa: que en un momento dado empecé a tener la duda de si se tenían que usar 2 o 3 huevos; casi cada vez que lo hacía tenía la duda y lo acababa preparando siempre sin la seguridad de estar haciéndolo bien.

Y así, hasta un día que me cansé y decidí preguntarle a una de las hermanas de mi padre que guarda las recetas de la Yaya Eulalia, que cuántos huevos llevaba en realidad. La respuesta, la veréis más abajo (jejeje…).

La cuestión, sin embargo, es que este bizcocho pasó a la posteridad en nuestra familia de dos maneras. La primera fue porque siempre quise aprender a preparar un pastel de cumpleaños colorido y chulo para mis hijos; tenía en mente la imagen de un bizcocho con cobertura de chocolate, adornado con Lacasitos y churrillos de esos de azúcar de colorines por encima, así que le pregunté a mi madre por la receta del bizcocho, busqué la manera de hacer una cobertura de chocolate, y ya lo tuve (más adelante colgaré también la receta de este pastel).
Y la segunda manera en que este bizcocho se quedó en nuestro recetario, fue porque era una de las recetas que a Diego y Cristina les gustaba preparar conmigo algunas tardes de invierno, para entretenernos juntos después del cole.

Ahora que ya conocéis la historia, preparaos para cocinarlo y comerlo. A mí me encanta mojado en la leche templadita o calentita (según el frío que haga) 😉

La receta

He de decir que la receta ha sufrido algunas modificaciones a lo largo de los años. Como decía antes, ni mi madre ni yo nos la habíamos apuntado nunca. La hacíamos de memoria y creo que hubo algún error en la transmisión oral, seguramente debido a mi mala memoria 😅

Ingredientes

  • 3 huevos (Mi tía Mari Carmen me dijo que en la receta original de la Yaya Eulalia ponía 4, pero de eso me enteré mucho tiempo después, cuando ya tenía la costumbre de hacerlo con 3; un día tengo que probar a hacerlo con 4)
  • 100g de harina
  • 80g de azúcar (la Yaya ponía 100g, pero me parecía demasiado dulce; probablemente con los 4 huevos se puedan poner tranquilamente los 100g de azúcar)
  • 1 cucharadita rasa de polvos de hornear (en la receta de la Yaya no había este ingrediente, pero sube más poniéndolo; quizás poniendo los 4 huevos también suba más sin necesidad de los polvos).
  • Aceite (o mantequilla) y harina hacer el molde antiadherente.
Ingredientes para el bizcocho de la Yaya Eulalia
(Ojo! Hay que poner mínimo 3 huevos!)

Material

  • Varillas para montar
  • Molde metálico de esos que se les desmonta la pared

Elaboración

Claras montadas
  • Lo primero, hay que separar las claras de las yemas, poniendo las claras en un bol para montarlas a punto de nieve.
  • Aquí puedes ir poniendo el horno a precalentar a 180ºC, para que cuando acabes de preparar la masa, ya esté listo y puedas meterla directamente.
  • Después se va añadiendo el azúcar poco a poco y mezclando con movimientos envolvientes y suaves para no desmontar las claras.
  • A continuación se añaden las yemas, y se mezclan de la misma manera.
  • Se mezclan bien la harina con los polvos de hornear y se va añadiendo el resultado a la mezcla anterior, poco a poco y mezclando todo con cuidado.
Claras con azúcar
  • Se engrasa el molde con aceite o mantequilla (yo suelo usar aceite), y se espolvorea con harina, extediéndola bien para que cubra toda la superficie interior. Después se echa la masa en el molde.
  • Se mete en el horno precalentado durante unos 20-30 minutos aprox. (no estoy segura ahora de cuántos son, pero se trata de que la parte superior tenga colorcito y que al pincharlo con un palillo, salga seco).
  • Cuando el molde ya no queme, se pasa un cuchillo a todo alrededor del bizcocho para separarlo de la pared del molde, se abre este, y se saca el bizcocho con cuidado para ponerlo sobre una rejilla a que se acabe de enfriar. Esto se hace para que no sude.
Claras+azúcar+yemas
  • Y ya está! Cuando ya no esté caliente… a comérselo! 😋
Molde engrasado y enharinado
Esta foto hay que quitarla o cambiarla de sitio y poner una del bizcocho

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Curry de garbanzos

Historia

Poca historia en realidad. Comer variado, cuando no tienes mucho tiempo para cocinar es complicado. Usar legumbres cocinadas (bueno, en mi caso, me gusta cocinarlas yo) suele ser una buena opción. En este caso, buscando recetas con garbanzos, di con esta de curry de garbanzos que me pareció interesante y que, para variar, adapté, aunque en este caso, muy ligeramente.

Ingredientes

Para 3/4 personas

  • 200 gr de garbanzos crudos (poner en remojo 12 horas antes) (o 400 cocidos)
  • una cebolla grande
  • 30 ml de aceite de oliva
  • dos dientes de ajo
  • 1 guindilla
  • 1 cucharada de curry
  • 1 cucharadita de jengibre (o un trozo de raíz de unos 20 gramos)
  • 1 cucharadita de cúrcuma
  • 1 cucharadita de comino
  • 4 granos de semillas de cilantro
  • 1 cucharada de tomate frito
  • 400 ml de leche de coco
  • cilantro o perejil y una lima
  • Sal al gusto

Proceso

En una sartén grande o un cazo, se pone el aceite de oliva y se sofríe a fuego suave la cebolla con un diente de ajo, todo picado fino y hasta que la cebolla quede transparente.

Un poco antes de que la cebolla esté lista, se corta una guindilla en trozos pequeños y se le quitan las pepitas, se añaden. Si el jengibre lo tenemos en raíz, se añade ahora.

En un mortero se mezclan una cucharadita de comino, una cucharadita de jengibre (si es en polvo) una cucharada de curry, una cucharadita de cúrcuma y las semillas de cilantro y se mezclan, machacando las semillas de cilantro. Se añaden a la cebolla cuando ya esté lista y se los deja cocinar un poco para que suelten sus aromas.

Se incorpora la cucharada de tomate frito y los garbanzos y lo mezclamos todo bien. Añadimos la leche de coco y dejamos cocer durante 10 o 15 minutos hasta que espese.

Justo antes de servir se añaden unas gotas de zumo de lima.

El curry se sirve con unos trocitos de lima y guindilla y un poco de cilantro o perejil picado. Se puede acompañar de arroz blanco o pan naan.

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Tarta de manzana

Historia

Hacía mucho tiempo que me apetecía hacer tarta de manzana. Recordaba las que hacía mi madre con las manzanas cortadas en rodajas por encima, la típica tarta de manzana que se come por aquí, pero no encontraba el momento para buscar la receta (o pedírsela a mi madre) y hacerla, así que el tiempo iba pasando.

Y en esto que mi compañero de despacho «de toda la vida», César, me regaló el libro Sal, Grasa, Ácido, Calor de Samin Nosrat. Y en ese libro de 450 páginas de cocina encontré una receta de la típica tarta de manzana americana. Y me animé a hacerla. Aquí está la receta.

Aunque en la receta pone unas cantidades y unos determinados ingredientes, yo, como siempre, los he adaptado a mis gustos y a los ingredientes que puedo tener en mi cocina con cierta facilidad y que use más o menos habitualmente.

Las medidas son para una fuente redonda de 23 cm de diámetro

Ingredientes

Masa

  • 340 g de harina de trigo.
  • 1 cucharada generosa de azúcar.
  • 1 pellizco grande de sal.
  • 225 g de mantequilla, fría y cortada en cubos más o menos de un centímetro.
  • 120 ml de agua muy fría.
  • 1 cucharadita de vinagre blanco (no es imprescindible).

Relleno

  • 1,25 Kg de manzana verde. Granny Smith de Gerona acostumbro a comprar yo.
  • 1/2 cucharadita de canela en polvo o 3 o 4 gotas de esencia de vainilla o nada.
  • 1/4 de cucharadita de sal.
  • 100 g de azúcar moreno.
  • 3 cucharadas de harina.
  • 2 cucharadas de nata para cocinar.
  • 1 cucharada de zumo de limón.

Elaboración

Masa

En el libro el proceso de elaboración de la masa está explicado usando una amasadora. Pone que también se puede usar un robot de cocina o a mano, usando un mezclador de masas. Yo lo hago completamente a mano, sin mezclador, así que lo explico tal y como yo lo hago.

Mezclo la harina, el azúcar y la sal en un bol y meto la mezcla en la nevera. Corto la mantequilla en cubitos y la meto en el congelador. Y un vaso con el agua a la nevera también. Vamos a mezclar todos estos ingredientes y el objetivo es que la mantequilla no se llegue a mezclar del todo con la mezcla de harina/azúcar/sal. No es especialmente importante como de mezclada quede la masa (tiene que quedar más o menos cohesionada, eso sí), pero queda más bonita si quedan restos de mantequilla sin deshacer.

Cuando todo está frío (unos 20 minutos), se añade la mantequilla al bol y voy mezclándolo todo sin insistir mucho. Añado el agua y el vinagre (opcional) y voy removiendo todo, aplastando con los dedos los cubos de mantequilla, que como están duro no acaban de deshacerse. Se deja de amasar cuando la masa tiene una cierta consistencia y permanece unida, pero justo cuando eso empiece a pasar. De nuevo, no pasa nada si se mezcla de más o incluso un poco de menos.

Se divide la masa en dos partes iguales (yo las peso) y se hacen dos bolas, se aplanan un poco (para que parezcan dos discos gruesos) y se envuelven en film de plástico, asegurándonos de que no se tocan.

Normalmente hago esto el día anterior y dejo en la nevera la masa durante toda la noche. Si no se puede, el libro dice de mantenerla en la nevera al menos durante 2 horas.

Relleno

Para el relleno lo primero es coger un disco de masa y aplanarlo hasta que tenga un diámetro de unos 30 cm. Hay que usar harina en el mármol y en el rodillo para que no se pegue. Una vez estirado se pasa a la fuente y se pone bien pegado a los bordes. Debería sobrar aproximadamente un centímetro de masa por todo alrededor. Si sobra masa, córtala y guárdala, la usaremos para decorar. Una vez puesta la masa en la fuente se guarda en el congelador (sirve en la nevera).

Una vez en la nevera la fuente con el primer disco de masa, encendemos el horno para precalentarlo. A 220 ºC.

En un bol grande vamos poniendo la manzana cortada a dados de un centímetro y medio más o menos. Podemos añadir el zumo de limón e ir removiendo para que no se oxide. Cuando esté toda la manzana cortada, añadimos el azúcar, la harina y la canela (o la vainilla, o nada) y removemos bien para que toda la manzana quede impregnada de azúcar, harina y zumo de limón.

Una vez bien mezclados todos los ingredientes los pasamos a la fuente que teníamos en la nevera y cogemos el segundo disco de masa y lo estiramos bien para que se pueda usar para tapar la fuente. De nuevo, debería sobresalir de la fuente aproximadamente un centímetro, mejor algo más. Cuando ya esté estirada, con cuidado la ponemos encima de la fuente tapando todo el relleno. Se recortan las sobras para que sobresalga como máximo un centímetro y se enrolla la masa sobresaliente y se mete dentro del molde. Se hace un agujero en la parte central de la masa (para que salga el vapor de agua de la cocción de la manzana), se adorna con los recortes sobrantes y se pincela con la nata de cocina.

Se mete en el horno a 220 ºC durante 15 minutos, se baja la temperatura a 200 ºC y se hornea durante 15 o 20 minutos más, hasta que esté ligeramente dorada. Después se baja la temperatura a 175 ºC y se acaba de hornear durante unos 45 minutos más.

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Red Velvet sin colorante, de Jordi Cruz y Cristina

Historia

La historia de esta receta, como algunas otras de este blog, empieza durante el confinamiento de la pandemia de COVID.

Uno de los primeros Red Velvet sin colorante que hizo Cristina

Una de las maneras que teníamosde pasar el rato haciendo algo creativo durante esa época, tanto nosotros como mucha gente, era cocinando y haciendo repostería. Incluso algunas personas populares se dedicaban a colgar en sus redes sociales lo que cocinaban.
Un ejemplo de estos últimos era Jordi Cruz, el famoso chef y presentador de Master Chef, que cada domingo dedicaba su tiempo a hacer un directo en Instagram desde la cocina de su casa preparando alguna exquisitez. Pues bien, un día, la exquisitez fue el Red Velvet sin colorante. Eh, y cuando digo exquisitez, es porque lo es. Y si no, pruébalo y verás.
Por supuesto, aquí debajo os dejo el enlace a tan fabuloso directo del chef, aunque la receta que os voy a explicar yo está ligera y (con todos nuestros respetos y admiración por Jordi) magistralmente modificada por Cristina, que le quitó bastante azúcar a la original, haciéndola más de nuestro gusto.

Directo de Jordi Cruz

Y, sobre la historia, ya solo me queda añadir que, desde que hacemos este pastel en casa, cada año plantamos unas cuantas remolachas en el huerto, para hacer Red Velvets 😀

Por cierto, un apunte, por si no lo sabías: las hojas de las remolachas se pueden comer, igual que si fueran acelgas, pero están más ricas 😋

Ingredientes

Para el bizcocho

  • 200g de remolacha cocida
  • 65g de frambuesas (pueden ser frescas o congeladas)
  • 150g de aceite de girasol
  • 5 huevos
  • 250g de harina de trigo
  • 100g de azúcar
  • 15g de impulsor («levadura química», tipo Royal)

Para el relleno

  • 300g de nata para montar (usamos de la Central lechera asturiana porque es la única que encontramos por aquí que no tiene aditivos, y es muy buena)
  • 106g de queso de untar (tipo Philadelphia)
  • 63g de chocolate blanco
  • 52g de azúcar glas (puede ser avainillada o no, al gusto, o añadir un poco de vainilla aparte)
  • Si queréis adornar el pastel por fuera con la misma crema del relleno (del estilo del de la foto del principio), tenéis que poner más cantidades de todo, porque estas son solo para lo que es el relleno, que es como lo hacemos habitualmente porque nos gusta más.

Material

  • Molde para horno de unos 22 cm de diámetro
  • Varillas y/o máquina de montar nata
  • 2 boles grandes
  • Lengua de gato o espátula de silicona
  • Batidora de brazo
  • Báscula digital
  • Horno
  • Utensilios normales de cocina

Elaboración

Antes de empezar, te recomiendo que tengas todos los cacharros e ingredientes a mano, ya pesados y todo, porque algunas fases de la elaboración son un poco complicadas (al menos para mí), y va bien tenerlo todo preparadito.

¡Vamos allá!

Pela las remolachas y córtalas en trozos no muy pequeños para que no pierdan demasiada sustancia. Hiérvelos en agua durante unos 30-40 minutos, hasta que no estén duros al pincharlos con un tenedor, pero que tampoco estén blandengues.

Mientras tanto, puedes aprovechar para empezar a preparar el relleno. Para ello, empieza mezclando el queso crema con el azúcar glas, hasta que quede bien homogéneo, y reserva la mezcla resultante.

Coge un bol grande y vierte en él la nata, bien fría, para montarla. En casa utilizamos varillas, pero también se puede montar con máquina.

Y ahora viene la madre del cordero.

Cristina dice que la nata no tiene que estar montada del todo, sino solo casi montada, que le queden ya bien marcadas las huellas de las varillas pero aún no se quede el pegote pegado. De hecho, Jordi Cruz también dice lo mismo; creo que él lo describe como «pico de pájaro», porque al sacar las varillas de la nata, esta queda en forma de pico.

Nata en punto de pico de pájaro

Sin embargo, yo no he sido capaz de hacer la receta de esa manera. Luego os explico por qué y mi alternativa, pero de momento os sigo contando el método magistral.

A continuación, funde el chocolate blanco. Nosotras lo hacemos al baño María. Una vez fundido, deja que se enfríe lo suficiente como para que no queme, que lo puedas tocar con un dedo, pero ¡ojo que no se te enfríe demasiado y se empiece a espesar!

Cuando el chocolate ya no queme, tienes que echarlo en la nata y acabar de montarla junto con el chocolate. Si el chocolate está demasiado caliente, la nata se cortará y ya no servirá.

Una vez montada esta mezcla, que queda muy espesa, tienes que añadirle la del queso con azúcar (y la vainilla, si quieres) y mezclarlo todo bien (no batirlo).

El resultado debería ser una crema muy espesa, homogénea y suave.

Pues bien, yo de momento no he sido capaz (solo llevo dos intentos, todo sea dicho) de hacer esto así, de manera que lo que hago es montar la nata del todo, ya de entrada, añadirle el chocolate blanco fundido (no muy caliente también) y mezclarlos, en lugar de montar el resultado de esta mezcla.

Luego, lo demás sí que es lo mismo, pero el resultado final, aunque está igual de rico de sabor, no es tan espeso a temperatura ambiente, y necesita meterse en la nevera para coger la consistencia adecuada para rellenar el pastel.

Sea como sea, cuando tengas el relleno acabado, mételo en la nevera. Y, por cierto, la próxima vez que lo haga, sacaré fotos de estos últimos pasos y elaboraciones 😅

Durante todo este rato, las remolachas se habrán acabado de hervir y seguramente hasta las habrás dejado escurrir y se habrán enfriado. Si no es así, espera hasta que estén listas.

Volvemos, pues, al bizcocho.

Cuando las remolachas estén cocidas, escurridas, y se hayan enfriado, bátelas con la batidora, junto a las frambuesas y el aceite de girasol, de manera que en ningún momento le entre aire a la mezcla. El resultado tiene que ser totalmente homogéneo, con una textura muy cremosa y suave.

Batido de remolachas, frambuesas y aceite

Reservamos este batido.

En un bol grande, bate los huevos hasta que queden muy espumosos, que incluso blanqueen, como si estuvieran montados. En casa lo hacemos con varillas durante un buen rato, una currada, pero se puede hacer con una máquina.

Mezcla bien la harina con el impulsor.

Añade poco a poco esta mezcla a los huevos, tamizándola y removiendo con ayuda de una espátula de silicona o una lengua de gato, despacio y con movimientos envolventes.

A continuación, incorpora el azúcar de la misma manera hasta obtener una masa ligera, suave y homogénea.

Pon el horno a precalentar a 180ºC.

Mientras tanto, echa el batido de remolachas + frambuesas + aceite a la masa de huevos + harina + impulsor + azúcar. Mezcla las dos elaboraciones también con movimientos lentos y envolventes.

Haciendo la mezcla final para el bizcocho

La masa resultante es ya la definitiva para el bizcocho. Tiene que ser muy homogénea, ligera y suave. Y ahora ya la puedes poner en un molde para horno 🙂

Masa del bizcocho acabada, lista para hornear

Cuando el horno alcance los 180º, ya puedes hornear la masa durante 35 minutos. Durante esos minutos no deberías abrir el horno para nada. Si lo abres, es posible que el bizcocho se desinfle, aunque también hay que tener en cuenta que cada horno es un mundo, y cada cual conoce el suyo mejor que nadie. De todas maneras, he de decir que el nuestro y el de Jordi Cruz coinciden 🙂

Y bueno, cuando el bizcocho esté cocido, ya podéis sacarlo del horno y, a la que no queme, extraerlo del molde (con cuidado porque es muy esponjoso y tierno) y ponerlo a enfriar sobre una rejilla para que no sude.

Cuando esté a temperatura ambiente, córtalo por la mitad, rellénalo con la crema de relleno que tienes en la nevera, y voilà! Ya tienes tu delicioso Red Velvet sin colorante! 🎉

Red Velvet sin colorante acabado. ¡A disfrutar!

Para conservarlo bien, te recomiendo que lo guardes en la nevera en un recipiente cerrado, o tapado con el mismo molde que hayas utilizado.

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Sopita de la Abuelita

La historia

Tanto cuando eran pequeños y se quedaban a comer en casa de mis padres, como ahora, ya de mayores, cuando los Abus vienen al Terre y traen sopa para comer, a Diego y Cristina les ha encantado la sopita de la Abuelita, tal como ellos mismos han denominado siempre a este plato. Bueno, y a Carlos y a mí también, claro 🙂

Por ese motivo, hacía tiempo que yo pensaba en ir a aprender de la mano de la maestra a cocinar tan delicioso plato que, si bien cuando yo era pequeña lo preparaba de otra manera muy distinta, el resultado actual merece con creces estar en Nuestras Recetas para la posteridad, y para que los niñatos la puedan preparar cuando quieran.

Así pues, aprovechando que la Abuelita había dicho que iba a hacer Sopita de la Abuelita para la celebración del 79 cumple del Abu, me fui a su casa para ayudarla y tomar las notas y fotos pertinentes, que aquí os dejo.

La receta

Ingredientes

Huesos jamón y codillo
Huesos y carne ternera
  • 5,750 l de agua
  • 1 hueso de garrons (codillo)
  • 2 huesos de jamón (los más cercanos la pezuña)
  • 2 huesos de ternera (de la rodilla)
  • 1 trozo de carne de ternera
  • 1/2 pie de cerdo
  • 1 muslo de gallina
  • 2 alas de pavo
  • Pelotas

Para las pelotas

Pie cerdo y alas pavo
Muslo gallina y alas pavo
  • 1 Kg de carne picada de ternera
  • 2 huevos
  • 2 dientes de ajo picados cuadraditos pequeñitos
  • Perejil
  • 1 pizca de sal
  • Un poco de pan rallado
  • Un poco de harina

Elaboración

Lo primero es echar 5,250 l de agua en la olla, a fuego fuerte. A continuación, se añaden todos los demás ingredientes excepto las pelotas y el medio litro de agua restante, y se espera a que empiece a hervir. Cuando llegue ese momento, se baja el fuego lo justo para que no deje de hervir y que no se salga. Todo el rato tiene que estar tapado.

A lo largo de todo el proceso, hay que ir retirando la espuma y la grasa que van soltando la carne y los huesos, para que quede el caldo bien blanco y limpio.

Quitando la espuma
Quitando la grasa

A partir de que empieza a hervir, hay que contar 2 horas y media de cocción. Las alas habrá que quitarlas cuando lleven una hora hirviendo aprox, para que no se deshagan.

Más o menos en ese momento, se añade el medio litro de agua restante, que se habrá llevado a ebullición previamente, para que no se rompa la cocción.

Cuando quede una hora hirviendo todo el conjunto, se tienen que añadir las pelotas.

Elaboración de las pelotas

Es la misma que la de las albóndigas: Se mezclan todos los ingredientes excepto la harina. Se pone la harina en un bol o plato hondo pequeño, y se van cogiendo porciones de la mezcla del tamaño de un cucharón, se pasan por la harina y se les da forma más o menos redonda.

Huevo, ajos y perejil
Mezcla anterior + carne y pan
Pelotas crudas

Volviendo al caldo en sí, hay que recordar que durante todo el proceso, se tiene que ir quitando cada poco rato la espuma y la grasa. El último rato se pueden volver a poner las alas.

Todo hirviendo

Por último, cuando ya hayan pasado las 2 horas y media, se retiran todos los elementos, y se cuela el caldo con un colador de tela para acabar de quitarle todas las impurezas, grasa y restos sólidos, de manera que queda un caldo blanquito perfecto, sabroso y suave a la vez.

Colando el caldo

Y ya está. Ya se puede añadir la pasta que se quiera para hacer la sopa con el caldo, acompañada por la carne con la que lo hemos hecho; a mí, personalmente, me gusta poner la carne dentro de la sopa y comérmelo todo junto, pero cada uno a su gusto. ¡Qué rico está y qué bien entra, sobretodo cuando hace frío! 😋😋😋

Caldo ya colado
Toda la carne

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Buñuelos de viento

La historia

La historia de los buñuelos en nuestra familia empieza una noche de finales de marzo del año 2000 en el hospital de Can Ruti.

Diego acababa de nacer. A mí me habían hecho un tajo de padre y muy señor mío y no sabía ni como ponerme porque me dolía horrores. Me dieron todo tipo de analgesia, pero nada, que si quieres arroz, Catalina.

Por fortuna, Isabel, una compañera de trabajo de mi madre por aquellos tiempos, me había obsequiado por la tarde, no solo con su visita y un trajecito para el niño, sino también con un paquete de buñuelos de viento que, por la época, son tradicionales y se venden en todas las pastelerías. Pero, y he aquí el detalle, los buñuelos de Isabel no eran unos cualesquiera, no; eran de «la Comas» una de las pastelerías más deliciosas que conozco.

Yo no había probado buñuelos en mi vida porque nunca me habían llamado, lo confieso. Pero mira tú por dónde, allí sumergida en el blanco silencio de la noche de hospital, con mi bebé dormidito, y mis puntos rabiando, vi el paquetito con unos nuevos ojos. Lo abrí, cogí una de aquellas bolitas huecas y blandas, me la metí en la boca y…

-¡Por Dios! ¡Pero qué porras es esto tan bueno! ¿¿Por qué no lo había descubierto yo antes??

En fin, sobran las palabras. Los buñuelos me gustaron y me ayudaron tantísimo a aguantar la noche, que decidí que tenía que aprender a hacerlos, así que busqué una receta, que si no mal no recuerdo, me dio mi suegra.

La receta original era un poco diferente, pero la fuimos modificando a nuestro gusto con el tiempo, a medida que íbamos aprendiendo, hasta que quedó como sigue:

La receta

Ingredientes

Para la masa:

  • 75 gr de agua
  • 75 gr de leche entera
  • 3-4 huevos (se pueden poner 3 más una yema, o tres y medio, por ejemplo)
  • 180-200 g de harina
  • 50 g de mantequilla
  • 30 g de azúcar
  • Canela en rama (al gusto)
  • Piel de limón (al gusto)
  • Una pizca de sal
  • Opcional: un poco de canela en polvo para añadir a la masa

Para freír:

  • Aceite de oliva abundante, para que los buñuelos floten y no toquen el fondo de la cacerola

Para espolvorear:

  • Azúcar glass
  • Canela en polvo (opcional)

Elaboración

Calentar, hasta que justo empiece a hervir, el agua y la leche juntas con la sal, la mantequilla, la piel de limón, la canela en rama y el azúcar. Cuando empiece a hervir, quitarle la canela y la piel de limón.
Añadir toda la harina de golpe. Trabajar, con el fuego muy bajo y con una cuchara de madera, hasta que la masa se despegue de las paredes de la cazuela. Retirar del fuego y dejar que se enfríe.

La masa antes de añadir los huevos

Cuando se haya enfriado lo suficiente para que los huevos no se cuajen, añadir estos uno a uno y trabajar bien para que quede una masa homogénea. Añadir, si se quiere, un poco de canela en polvo a la masa.

La masa lista para freír

Calentar el aceite. Echar la masa con ayuda de cucharillas de postre, intentando que quede en forma lo más redonda posible, y teniendo en cuenta que aumentan de tamaño al freírse.

Los buñuelos friéndose

Una vez fritos, dejarlos en un plato para que escurran el aceite y, aún calientes, rebozarlos en azúcar glass (con canela en polvo si se quiere).

Y… ¡A comer, que se acaban volando!

Nos quedan un poco deformes, pero están de muerte

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Pan de molde integral

Historia

Hace tiempo que compramos pan de molde para hacer biquinis o para algunos desayunos (con mantequilla (Lorenzana a poder ser) y mermelada de frambuesa o con mantequilla de cacahuete sin aditivos de ningún tipo, solo cacahuetes). Empezamos comprando pan de molde blanco, después nos pasamos al integral y finalmente nos dijimos… ¿Por qué no hacerlo nosotros?

Y en eso estamos. La receta original es de Directo al paladar, pero con algunos cambios, como siempre. El cambio principal es el de la hidratación de la masa. Para una harina integral, la hidratación debería ser de un 75% (referencias: conasi y El Amasadero) sin embargo, teniendo en cuenta todos los líquidos que se incorporan, la hidratación de la receta original es muy alta y la masa queda demasiado líquida y, en consecuencia, intratable.

En el momento de escribir esta entrada, he hecho 2 veces la receta, la primera siguiendo la receta original y completándola con harina de fuerza hasta conseguir una masa tratable. La segunda con los cambios que aquí se apuntan.

Ingredientes

  • 250 g de agua
  • 55 g de leche
  • 15 g de aceite de oliva
  • 30 g de miel
  • 365 g de harina integral
  • 100 g de harina de fuerza
  • 20 g de levadura de panadería (fresca)
  • 5 g de sal

Posibles cambios (los explico en la parte de elaboración): Sustituir la leche por agua, eliminar la miel, poner menos levadura.

Elaboración

Pues como una elaboración de pan habitual, pero con una primera fermentación más corta (una hora aprox.) y una segunda fermentación ya en el molde, de 45 minutos.

El molde que yo uso es como este de Amazon, el mío ya no está a la venta. Sin embargo este, o este, seguramente serán más adecuados, por que con el mío queda un pan demasiado bajo para ser de molde.

Se hornea a 180 g durante unos 20 minutos. Ojo, como siempre, depende del horno. Por otra parte, es una estimación, la última horneada la hice a 200 g y se tostó un poco por encima, por lo que quiero probar a 180…

En cuanto a la propuesta de mejoras, están pensadas para mejorar la conservación del pan. La primera hornada acabó criando moho. A ver esta segunda hornada. La miel ayuda a mantener la humedad y que el pan permanezca tierno más tiempo. La leche, la verdad es que no sé qué función tiene. Evidentemente, tanto la miel como la leche aportan sabor, pero no es el punto que más me importe.

Finalmente, en cuanto a la levadura, creo que para la cantidad de harina que lleva la masa, es demasiada. Sin leche, aceite ni miel, la cantidad de levadura correcta sería de 9 gramos, por lo que, teniendo en cuenta leche, aceite y miel, con 15 gramos debería haber bastante. La próxima vez pruebo 🙂

Una foto del molde y el pan.

Fotografía del pan de molde integral encima del molde.

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Ensalada de pollo y patata

Historia

Esta es una de esas historias más o menos habituales últimamente en nuestra casa. Cultivamos, recogemos y luego tenemos que consumir de una manera razonable.

Tengo que decir que hay algunos cultivos que se nos dan muy bien. Recogemos abundantes cebollas, ajos y patatas y aunque regalamos muchas, nos quedan una cantidad apreciable. Cebollas y ajos nos duran casi todo el año, pero las patatas con el tiempo se empiezan a estropear, con lo cual hay que irlas gastando para que no pase.

Esta ensalada de hoy es una manera que se nos ocurrió de consumir patatas en un plato saludable, económico y muy rico. Tiene dos partes, la ensalada en sí, y el aderezo, una salsa tártara casera basada en esta receta: https://www.directoalpaladar.com/recetas-de-salsas-y-guarniciones/como-hacer-salsa-tartara

Por supuesto, también se puede comprar la salsa tártara preparada 🙂

Ingredientes

Para la ensalada:

  • Patatas… Sí, las dos veces que he hecho la receta las he puesto a ojo. A ver si la próxima vez peso la cantidad y la pongo aquí.
  • Un pimiento rojo grande.
  • 400 g de pollo (sirven tanto unos contramuslos deshuesados como unas pechugas).
  • Dos tomates maduros.
  • 50 g de guisantes (congelados o frescos)
  • Una zanahoria grande
  • Aceitunas sin hueso
  • Sal

Para la salsa tártara:

  • 50 g de leche
  • 40 g de aceite de oliva virgen extra
  • 100 g de aceite de girasol
  • 25 g de alcaparras
  • 25 g de pepinillos
  • 10 g de mostaza
  • 1 huevo cocido
  • Una pizca de sal

Elaboración

Para la ensalada se cortan en dados de aproximadamente un centímetro de lado las patatas y la zanahoria y se ponen a cocer con sal. Más o menos a media cocción se añaden los guisantes.

Mientras tanto, se hace el pollo a la plancha y se corta también a dados, aunque algo más pequeños. También se cortan los tomates y el pimiento a dados pequeños.

Cuando las patatas, zanahoria y guisantes están cocidos se escurren y se dejan enfriar.

Finalmente se mezcla todo junto.

En cuanto a la salsa tártara, se empieza preparando la lactonesa, con la leche, los dos aceites y la pizca de sal. Cuando ya está ligada, se añaden las alcaparras, los pepinillos, la mostaza y el huevo cocido rallado y se bate bien.

La ensalada se sirve junto con la salsa tártara. Como la salsa no tiene huevo crudo, es una buena comida para llevarse al trabajo en un táper.

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